España y Portugal
Para los niños andaluces, la víspera del 25 de diciembre, es una gran fiesta. En Nochebuena, la familia se reúne alrededor de la mesa con manjares, y los más pequeños cantan villancicos con padres, abuelos y primos, mientras se divierten tocando la zambomba.
En el País Vasco, se espera con expectación al Olentzero, un simpático carbonero que lleva regalos a los chavales del lugar. También es muy esperado el Apalpador, otro carbonero barbudo que vive en las montañas del este de Galicia y que palpa las barrigas de los pequeños gallegos, para comprobar si han comido bien y dejarles castañas y algún regalito; así como el Pai Natal, que el día de Navidad baja por la chimenea de los hogares de los portugueses.
Muy especial es para los niños catalanes el Tió, un tronco de madera mágico, que acogen con cariño en su casa. Lo alimentan y lo tapan con una manta, y el Día de Navidad, en reunión con la familia, se le hace cagar regalos cantándole una canción, que varía en cada población. Año tras año, las familias en Cataluña acuden al teatro para ver las representaciones de Els Pastorets, divertidas y entrañables, y comen suculentos canelones el 26 de diciembre, día de San Esteban.
La llegada de los Reyes Magos de Oriente, majestuosos en sus camellos, tiene lugar el 6 de enero por tierra, mar e incluso nieve, en los pueblecitos de alta montaña en los Pirineos y en Sierra Nevada. La promesa de pagar el típico roscón, a quién encontró el haba en su porción, y la coronación del rey de la casa pone el broche de oro a las fiestas de Navidad.
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